Mireia García (Michelle Jenner), médico internista en el hospital Sant Pau de Barcelona, después de descubrir que la infidelidad de su pareja, se va a trabajar pensando que su día no puede ir a peor. De repente, un paciente que aparentemente no tenía nada grave, se queda paralizado y muere en cuestión de minutos delante de ella. Mireia no entiende nada y menos aún cuando los gritos empiezan a proceder de los distintos boxes de urgencias. Mismos síntomas, misma enfermedad. Un miedo atroz se apodera de ella, ¿qué está pasando?

Joel Lager (David Verdaguer) es considerado una de las jóvenes estrellas de la oncología mundial. Tras trabajar en una gran empresa farmacéutica, decide hacer una cambio y entra en el equipo del profesor Vivian Malgrad, una eminencia en el campo de la toxicología. El éxito o fracaso de un nuevo tipo de terapia antitumoral que podría revolucionar el campo de la oncología dependía de él. No tiene ni idea de dónde podría radicar el problema expuesto. Tal vez era un callejón sin salida. Tal vez era imposible que aquella toxina fusionada con un anticuerpo recuperara su actividad biológica, pero con lo poco que conocía al profesor sabía perfectamente que esa no era una opción válida. Para él solo cabía una alternativa: el éxito.

Joel Lager (David Verdaguer), se había levantado sobresaltado en mitad de la noche, sudando abundantemente por la agitación, y con dos palabras pendiendo de un hilo en su mente. Dos palabras que podían marcar su destino entre el éxito o el fracaso para resolver aquella situación. Llegó al laboratorio muy temprano, aún no había salido el sol, y comenzó a planear todos los experimentos para demostrar que sui nueva hipótesis era cierta. Tenía un buen pálpito. Estaba seguro de que allí podía estar la solución.

Juan Martínez (Jos Gómez) trabaja como repartidor y vive con su mujer y su hijo en el barrio de El Carmelo, Barcelona. Tenían una vida estable y feliz, hasta que llegó el inesperado 23 de junio (los medios ya se habían encargado de nombrarlo el 23J para darle a ese día una dimensión histórica). Encerrados en casa, su preocupación aumentaba por momentos. Su familia se estaba resquebrajando. Eran demasiados días, y no se adivinaba cuándo aquel infierno llegaría a su fin. Sabía que si se quedaban allí, sin hacer nada, simplemente dejando pasar el tiempo, el futuro de su familia podía llegar a un punto de no retorno. Un pensamiento innombrable sobre qué Ainhoa pudiera atentar contra su propia integridad le sobrevino. Un terrorífico escalofrío le recorrió. Supo que debía hacer algo. Era el momento. El momento de poner en marcha una idea que le había surgido unos días atrás, pero sobre la que no había reflexionado demasiado ante las pocas posibilidades de llevarla a cabo con éxito.

Mireia García (Michelle Jenner). Los hospitales se desbordaron. El repentino aumento del número de pacientes a tratar, unido al desabastecimiento, pronto habían hecho que los centros hospitalarios se encontraran en una situación límite. Convoyes militares intentaban proveer de material sanitario y medicinas pero no era suficiente. En el Sant Pau, habían sido testigos de cómo en cuestión de días, toda la situación de calma tensa pero controlada en la que habían vivido mientras LA ENFERMEDAD se limitaba a la ciudad de Barcelona había saltado por los aires. El mundo se había vuelto loco.

Joel Lager (David Verdaguer). Después de la reunión inaugural de su grupo de trabajo se llegó a la conclusión de que la clave para poder tener alguna posibilidad de éxito frente a aquella crisis pasaba ineludiblemente por la identificación del patógeno. Era crucial. Sin eso, la enfermedad se extendería sin remedio. En ese momento Joel percibió que no tenía sentido volver a Friburgo a continuar sus investigaciones sobre el cáncer. O se identificaba el agente patógeno, o el cáncer dejaría de ser una preocupación para el mundo. Sentía que su destino era estar allí, dando lo máximo de sí mismo para contribuir a la realización de aquella colosal tarea.

Joel Lager (David Verdaguer). Se hizo un silencio sepulcral en la habitación, con todas aquellas mentes brillantes digiriendo la ansiada información. Existían miles de virus de cientos de tipos diferentes. Probablemente, solo se conocían un número ínfimo de todos ellos. Pero al menos, por fin iba a ser posible empezar a catalogar de algún modo al causante de LA ENFERMEDAD, o el ANDIS, como se suponía que debían llamar los expertos a aquel azote mortal. Se acabaron los términos abstractos tipo “agente”, “ente” o similares. Al menos lo podrían denominar como lo que realmente era: un virus.

Joel Lager (David Verdaguer). Durante las tres horas que duró el viaje, Steph y Joel apenas cruzaron una sola palabra. Estaban impresionados viendo toda aquella gente hacinada a solo unas decenas de metros. Imaginaban la desesperación que debían sentir intentando huir lo más rápido posible para no ser alcanzados por aquel maldito virus, y verse irremediablemente atrapados en aquella acumulación inmensa de vehículos de la que les llevaría días poder avanzar siquiera unos pocos kilómetros. Por otro lado, probablemente muchos de ellos pensarían que quiénes eran esos locos que se dirigían con tanta prisa a la boca del lobo.

Joel Lager (David Verdaguer) murmuraba al mismo tiempo que ojeaba más concienzudamente aquel detalle en la secuencia que le había devuelto al mundo real. Poco a poco, entre aquella cadena de aminoácidos, se le reveló un patrón que le resultó familiar. Al principio lo miró sin entender muy bien el porqué de esa familiaridad, pero tras unos segundos en los que sus neuronas procesaron toda aquella información, lo vislumbró en su cabeza con una clarividencia absoluta. Un súbito y helador estremecimiento le recorrió desde la cabeza a los pies.

Vera Malgrad (Diana Roig) estaba bloqueada delante de aquella puerta, bloqueada ante la incógnita de no saber cómo la recibiría Joel. Sabía que le había hecho mucho daño al abandonarlo tan repentinamente, y era perfectamente posible que le guardara un odio infinito por causarle tanto dolor. Desde que se había ido jamás pensó que se volveríamos a encontrar, y por tanto nunca creyó que se encontraría ante tal disyuntiva. Finalmente se envalentono y tocó a la puerta.