¡Rosario ha muerto! El mazazo, que resulta tremendo para Matilde, contrasta con la rabia que le genera a doña Carla saber que la que ha muerto es su madre y no la propia Matilde. Aguirre, mientras tanto, sigue enfrascado en su otro frente con la partida de póker con don Fermín en La Moderna. Mientras tanto la pobre Marta tendrá que lidiar con la crueldad del destino al tratarse de un familiar suyo. Por suerte para ella, con el refugio en casa de Antonia y con el calor de la dependienta, puede seguir contando. Teresa rechaza mantener una conversación con Mario, su antiguo amor del pasado. Este impacto le supondrá a Cañete un duro golpe en sus aspiraciones de conquistar el corazón de la encargada. Por último, Inés recibirá en su buhardilla la vista de una persona a la que no esperaba preguntando por otra todavía aún más inesperada para ella...

Matilde no quiere la ayuda de Doña Carla ni aun con Íñigo en estado crítico, prefiere ser ella la que le pueda otorgar todos los cuidados que precise. Mientras tanto, también se tendrá que ocupar del entierro de su madre, Rosario. A su vez, el lugarteniente de doña Carla, Aguirre, hará por mediar con don Fermín sino quiere enturbiar más la relación que ambos mantienen. Aunque eso sí, parece que las partidas de carta se acabaron. Esto es un contratiempo para los planes de Carla, lo que provocará que Aguirre también mantenga una tensa relación con ella a partir de ahora. En este tiempo, Bernabé seguirá con su extorsión hacia Inés, puesto que no entiende cómo no consigue a través de estos métodos que ella le quiera. A ello sumar que su hermana Laurita tiene intenciones de aceptar la oferta de trabajo que le ha llegado desde Sevilla. Finalmente, las desdichas en la vida de Marta no tienen visos de acabarse. Ahora es muy posible, que ni en casa de Antonia esté a salvo.

Íñigo tiene que ser intervenido en el hospital mientras a Matilde la busca la policía, y es que al parecer han encontrado al supuesto hombre que asesinó a su madre, Rosario. Encima Doña Carla será la que le tenga que donar a Íñigo su sangre para que este pueda sobrevivir. Al tiempo su hermana Luisa recibe una nota procedente de la pintora Maruja Mallo, citándola a verse lo antes posible. Laurita le comunica a su tío Fermín que tiene tomada la decisión de marcharse a trabajar a Sevilla, y su hermana sigue con la presión de tener encima de ella a Bernabé. Antonia mientras tanto, consigue convencer a Marta para que se quede en su casa, mientras ella está dispuesta a ayudarla con acabar esta nueva situación que se le ha planteado. Antonia sabe que las respuestas que busca las obtendrá de Don Cecilio. La policía es otra que también sabe que, si sigue sus pasos, hallará lo que busca...

Laurita se da cuenta de la situación de su hermana Inés, y es por ello que decide replantearse su idea de marcharse a Sevilla a trabajar, y así quedarse en Madrid. Su tío don Fermín le ofrece un oficio en La Moderna sólo como comercial creativa. A Luisa la conversación con Maruja Mallo la deparó que la artista le pueda conseguir una plaza en la Real Academia Española de Roma. Pero antes de emprender tal viaje, deberá reunirse con el encargado de la selección de becarios de la institución. Por suerte para su hermana Matilde, Íñigo despierta después de su operación. Su vecina Antonia quiere saber más sobre la vida de don Cecilio, y Luisa le recuerda lo de la alcuza de aceite que le regaló a Conchita. Antonia no dudará en seguir el rastro de don Cecilio; a su vez, lee en el periódico que la policía ha hallado el cuerpo de Higinio. Finalmente, Aguirre logrará encontrarse de frente con una de las personas que más le está complicando

Revuelo en La Moderna cuando el resto de las dependientas se enteran del nuevo puesto que va a ocupar Laurita. Por este motivo, don Fermín le pide a Teresa que ponga en marcha el proceso de selección para una nueva dependienta. La más veterana de ellas, Antonia, recibe una advertencia de don Cecilio, al tiempo que el pastelero y su vecino de la corrala, Pietro, le informa de que la policía ha aparecido por allí para preguntar por Marta. De falsas promesas también están llenos Aguirre y Jacobo Morcuende, y todo a causa parece ser de doña Carla. Si nadie quiere llevarse nunca un disgusto, Inés tendrá que reponerse a la visita que le hacen dos hombres. Matilde Garcés se entera de que Carla se ha llevado a Íñigo a su casa; y sacamos los pañuelos para decir adiós a Luisa, que emprende su viaje hacia Roma. A presto, Luisa!

Matilde ha velado toda la noche a Íñigo, tras volver el joven a su apartamento. A ello Matilde continuará con el luto por su madre Rosario. Y algo esperable es que a Íñigo le falle la memoria y sus recuerdos. La relación entre Aguirre y doña Carla sigue sin visos de mejora, y esta vez a causa de terceras personas. La madre de doña Carla, Bárbara, llegará a Madrid con la intención de instalarse definitivamente, entre otros motivos, a causa de que Fabio quiere relanzar su carrera política en la capital. Inés, por una parte con Bernabé, y Marta por otra con la policía, no vislumbran buen futuro aparentemente. Mientras tanto, la vida en la galería se completa con la llegada al Salón de té de una mujer que responda al nombre de Lázara, y Elías empuja a que Mario, el antiguo amor de Teresa del pasado, se postule para trabajar en la tienda de gramolas.

Matilde y Clarita le continúan dispensando todo tipo de cuidados a Íñigo para intentar conseguir que este se mejore. Mientras su recuperación se va dando, Carla se ofrece para conseguirle un nuevo gerente para el Madrid Cabaret. Su madre doña Bárbara, junto a su amigo Fabio del Moral, conversan acerca del futuro político de este último. En La Moderna, Teresa se entrevista con doña Lázara, quien le parece la candidata ideal para ser nueva dependienta del establecimiento; y Antonia está decidida a dar con don Cecilio. A su vez, a la galería llegará Mario para trabajar en la tienda de gramolas, para desesperación de Teresa y Cañete. Y en el Madrid Cabaret, Inés le pide algo más de tiempo a su hermana Laurita para solucionar sus problemas con Bernabé. Y, por último, Carla da con el gerente ideal para el Madrid Cabaret. César Morel es su nuevo encargado.

Íñigo da el visto bueno a la contratación de César Morel como su nuevo gerente para el Madrid Cabaret. De candidatos anda la cosa, y Teresa intenta persuadir a don Fermín para que doña Lázara sea la nueva dependienta del salón, como así finalmente acaba ocurriendo. Mientras tanto, Cañete sigue con la mosca detrás de la oreja a causa de la presencia de Mario y lo que pueda despertar en Teresa. La más veterana de las dependientas, Antonia, sigue ocultando a Marta en su casa. Lo bueno para La Moderna es que su publicidad en el cine de la galería ha resultado ser todo un éxito. Por ello don Fermín quiere ahora tener un reportaje en una prestigiosa revista. Bárbara le propone a Fabio que su hija Carla medie en el círculo de empresarios por él. Inés tiene que recuperar su puesto de trabajo en el Madrid Cabaret a causa de las presiones de Bernabé.

Antonia finge un catarro para no trabajar y quedarse en casa cuidando de Marta, al tiempo que Pietro descubre la situación verdadera de Antonia. Mientras Teresa y don Fermín le dejan la puerta abierta a Matilde por si quiere volver a trabajar en La Moderna. Hasta entonces, Trini le hace el tour de presentación a doña Lázara por el Salón de té. En frente del salón, en el despacho de la Compañía Morcuende, doña Bárbara y su hija doña Carla tienen una discusión a causa de Íñigo. También la discusión dará para que doña Bárbara al final le cuente a Fabio del Moral que su hija mediará entre él y el círculo empresarial. En el Madrid Cabaret, Inés consigue ser readmitida, y a su vez, Bernabé continúa con malos augurios sobre la hermana mayor de las Valbuena. Por último, parece ser que Jacobo y Aguirre comienzan a estrechar lazos.

Íñigo empieza poco a poco a recordar lo que pasó en la boda, y sus pesquisas le llevan hasta Aguirre. Su socia doña Carla se reúne con Fabio del Moral para concretar cómo será el encuentro que tendrán con el resto de la élite empresarial de la ciudad. Fabio le nota a Carla que anda algo rara, un hecho que decidirá compartir con su madre doña Bárbara. Una que no quiere amistades es doña Lázara en La Moderna. Teresa tampoco quiere ir más allá con Cañete, ya que parece que la inesperada aparición de Mario lo ha cambiado todo entre ellos dos. Antonia y Pietro tienen una discusión a causa de la situación de Marta. A quien mejor le va es a Laurita con su trabajo, a diferencia de su hermana Inés por la presencia de Bernabé. Este hecho deparará en un (no) amistoso encuentro entre César y él. De encuentros va la cosa y Aguirre tendrá tiempo todavía como para verse con Jacobo... y con doña Carla...

Doña Bárbara sabe que en este momento su hija Carla necesita su apoyo más que nunca. También Pietro comprende que estar enfadado con Antonia a él no le sienta bien, y por ello toma la decisión de ayudarla en sus indagaciones sobre don Cecilio. Matilde e Íñigo andan a su vez inquiriendo sobre Aguirre. Antonia busca y la buscan: el Inspector Torcal preguntará en La Moderna por ella. Al menos Inés es posible que ya no necesite saber más sobre Bernabé. El Inspector Torcal acude a registrar la casa de Antonia mientras Pietro continúa con sus averiguaciones sobre el paradero de don Cecilio, rastreando para ello la vida social de Higinio, el tío de Marta. Ese dolor en el pecho que se le pone a uno cuando el amor no es correspondido es lo que seguirá sufriendo Cañete con Teresa.

Antonia descubre que Pietro es quien tiene escondida a Marta en su casa, al tiempo que las dependientas del Salón de té continúan quejándose de la nueva, doña Lázara. Algo con lo que Elías no está del todo de acuerdo. A su vez su amigo Cañete sigue obsesionado con que Mario le pueda arrebatar a Teresa. Un sentimiento que comparte Antonia cada vez que tiene ocasión de cruzarse con don Cecilio, a causa de su Martita. Más suerte correrá Laurita con Galán en el Madrid Cabaret y el reportaje que quiere que haga sobre La Moderna. Mientras tanto, Íñigo le confesará a Matilde que sigue sin noticias de Aguirre, a pesar de que tiene localizado el último hotel con que se le relaciona. Esta ansiedad que le genera el no saber qué hacer lleva a Matilde a cometer, tal vez, un error acudiendo a ver a doña Carla...

Matilde acude a La Moderna para pedirle a don Fermín que sea readmitida como dependienta del establecimiento. Hecho que Fermín aprueba. Matilde tendrá que vérselas con su nueva compañera Lázara, quien parece actuar como si fuera ella la encargada del salón. Laurita, en su faceta de conseguirle publicidad al local, espera la visita de Galán con su respuesta acerca de hacerle un reportaje al Salón de té. Otro de sus compañeros, como son Antonia y Pietro, hablarán acerca de querer averiguar más sobre la vida de Higinio, el tío de Marta. Para ello Pietro decide seguir la pista a los sitios que podía frecuentar, aunque tan solo lo que conseguirá es que le peguen. Marta ve que quizás su presencia en casa de Antonia solo le genera problemas tanto a ella como a Pietro, y por eso decide romper de raíz con ello. Por último, ¿de quién será el anónimo que Doña Carla recibe?

Doña Carla acusa a Matilde de haberle mandado el anónimo amenazante. Porque ya no es uno sino dos, y en este caso adjuntaba una fotografía de don Jaime. Al tiempo, Íñigo le pide ayuda a su amigo Fabio del Moral para resolver quién se esconde detrás del atentado que sufrió en su boda. La sobrina de don Fermín, Inés, decide apuntarse a clases de canto, mientras que Laurita ha conseguido que Galán escriba un reportaje sobre La Moderna. Antonia, su dependienta más veterana, recibe una llamada telefónica de don Cecilio ya que quiere citarse con ella. Un acto que se llega a producir y que ayudará a Antonia para que don Cecilio le revele que vio a Marta huir, lo que quiere decir que él se encontraba en su casa ese día. Por último, doña Carla y su madre descubren que alguien ha entrado en su domicilio...

Íñigo, tras pedirle a Fabio del Moral que le ayudase a averiguar qué ocurrió de verdad en la boda, éste le ha conseguido una cita con un preso anarquista. De esta entrevista Íñigo le contará a Matilde que no fue obra de un anarquista. Por eso, ambos deciden contratar a un detective para que les ayude a descubrir la verdad detrás de lo que les pasó en su ceremonia. Quien parece que está a punto de saber qué le ocurrió a Marta es Antonia tras tener acorralado a don Cecilio. Aunque al final, la decisión que tomará Marta no le será de buen agrado a Antonia. Mientras tanto en La Moderna, Laurita tiene la primera reunión con Galán para perfilar cómo quiere que sea el reportaje sobre el salón; y su hermana Inés se asusta al confundir a un cliente del Madrid Cabaret con Bernabé. Miguel y Trini le dicen a Cañete que tiene que hablar sin tapujos con Teresa.

Un momento de ternura se produce cuando Matilde afeita a Íñigo y le comenta que está pensando en retomar sus estudios para ser maestra. Después le mencionan al detective Medina sus sospechas sobre Aguirre y quieren que lo localice. A tiempo está Matilde de entrar en el reportaje que Galán anda elaborando sobre La Moderna. Con ojo avizor deberá estar Laurita viendo las intenciones que Galán se gasta con ella. En el Salón de té mantendrán una conversación el inspector Torcal y don Fermín acerca de la situación de Marta, siendo la presunta culpable de la muerte de Higinio. Para Antonia la nueva posición de Marta, privada de libertad, le parte el alma. Mal también se sentirá Teresa, pero en su caso por amor, ya que confesará a Trini que anda regular por haber rechazado a Cañete. Finalmente, Jacobo, la persona que andaba tras las amenazas a doña Carla, le contará toda la verdad a Íñigo al tiempo que la propia Carla hace lo propio con su madre.

Jacobo le revela a Íñigo que sospecha que Carla es la que anda detrás de la desaparición de Aguirre. Indignación es lo que mejor define al momento que atraviesa Íñigo al enterarse sobre esta nueva de doña Carla. Y tras la aparición de Jacobo, ¿estará inquieta la propia doña Carla? Parece ser que igual es Íñigo quien al final presenta dudas sobre la veracidad o no de Jacobo tras hablar con ella. La vida en La Moderna prosigue con la revelación por parte de don Fermín a Antonia acerca de que conoció a don Cecilio en una feria culinaria. Este dato era el que le faltaba a la veterana de las dependientas para poder tener acorralado a don Cecilio. Mientras tanto, Pietro continúa siguiendo el rastro a la vida que pudiera tener Higinio, el tío de Marta. Para desgracia del resto de las dependientas del salón, Lázara pasa el periodo de prueba y es contratada, y una desgracia también es que Cañete y Elías se encuentren en el cine con Teresa y Mario.

¡Íñigo descubre que Jacobo no es el verdadero hijo de don Jaime! Además Matilde se plantará ante doña Lázara porque la está tratando como a una subordinada, ya que de momento la encargada sigue siendo Teresa, a la que Mario parece que cada vez consigue ablandar más. Sobre La Moderna siguen trabajando tanto Laurita como Galán para sacar adelante el reportaje más completo posible, lo que les llevará a pasar mucho tiempo libre. En ese transcurso, Antonia está dispuesta a averiguar si realmente don Cecilio estaba en Madrid el día que falleció Higinio, algo que por supuesto este no lo va a permitir. Y Pietro tomará la sabia decisión de seguir no mirando los sitios que podía frecuentar en vida Higinio. Por último, el detective Medina le cuenta a Matilde e Íñigo que Jacobo mantuvo una fuerte discusión con Aguirre poco antes de su desaparición.

El detective Medina convence a Íñigo y Matilde de que dejen el asunto de encontrar a Aguirre en sus manos. Además, Jacobo le pide a Matilde que le conceda poder explicarse, y que le ayude a conseguir que Íñigo le perdone. La vida en la corrala la encontramos con Antonia buscando noticias que le confirmen que Cecilio estaba en Madrid el día de la muerte de Higinio. Y la vida en La Moderna la tenemos con doña Lázara malmetiendo entre Pietro y Trini consiguiendo que ambos discutan. Además Mario se hace querer y valer en el salón con sus trabajadores, gracias a que les entrega unos vales de descuento para la tienda de gramófonos. También en el Madrid Cabaret, Inés confunde las reservas de Josefina de la Torre con la de Juan Belmonte, que ya había hecho previamente César. Su buen hacer le vale para arreglar la situación haciendo conjunta la fiesta de ambos.