¿Cómo empieza una guerra? Los libros de historia nos dicen que al principio de todo hay una explosión, un disparo. Un país invade otro, alguien muere, mueren cientos o miles. Pero no es cierto. Las guerras empiezan mucho antes del primer disparo. Se van fraguando lentamente,con gestos y con palabras. Hasta que un día es demasiado tarde. La guerra ya es inevitable y entonces llega ese disparo, esa bomba que los libros de historia acabarán considerando, equivocadamente, el principio de todo. Durante décadas creímos que las guerras mundiales eran cosa del pasado. Que la humanidad nunca más vería algo así. Que la civilización había avanzado lo suficiente para evitarlo. Una Tercera Guerra Mundial nos destruiría a todos, nadie deseaba tal cosa, ningún país podía permitírselo. Era sencillamente imposible. Eso creíamos todos. Eso creía también Jimena.

Jimena embarca rumbo a Corea del Norte sin ninguna certeza de lo que ocurrirá. Su única forma de contacto con Richi será a través de un teléfono satélite. Cualquier cosa importante tendrá que decirla en los primeros 20 segundos de la llamada, antes de que capten la señal. Ya en Corea, el aeropuerto internacionalizar de Pionyang está prácticamente vacío. Allí le esta esperando el cubano-norcoreano Ernesto González, «el representante de la República Popular de Corea ante España y los Países Latinoamericanos» o, lo que es lo mismo, el responsable de organizar, acompañar a Jimena y asegurarse de que no pregunte ni diga nada que no debería. Además de González, Jimena conoce al Camarada Koon, un tipo silencioso y misterioso que se ocupará de proteger a nuestra protagonista. O más bien, de seguirla allá donde vaya.

Comienza el Festival de gimnasia de las grandes masas, uno de los festivales más importantes de Corea del Norte. El festival dejaba pequeña cualquier inauguración de olimpiadas que Jimena hubiera visto. Esa tarde los mejores gimnastas Aunque lograse burlarla vigilancia de Ernesto y su escolta no podía andar sola por al calle, ni había manera de conseguir un coche, ni siquiera podía protegerse en la Embajada de España porque España no tenía embajada allí, a pesar de todo eso Jimena estaba dispuesta a intentarlo. A mediodía le llevaron a un restaurante y, en medio de la gente, vio a la gimnasta a la que había entrevistado el día anterior, ¿habría sido ella quien le puso la nota en el bolsillo?

Una llamada de Ernesto, en nombre de la República Popular democrática de Corea, al embajador de España en Corea del Sur. Una ciudadana española se ha perdido en su país, Jimena. La noticia de la desaparición llega a oídos de la ministra de Exteriores en España. No quiere que la noticia se filtre y llegue a los medios antes de tener todos los datos. Son las 4 de la mañana, pero deben salir antes de que amanezca. Una vez más Jimena debería viajar dentro del maletero. Una parada cada 20 minutos, esa era la condición de Jimena. ¿Podrán llegar al lugar que marcan las coordenadas? Una llamada misteriosa hará que tengan que correr, ¿qué hay en ese lugar?

Richi intenta ponerse en contacto con Jimena pero al otro lado de la línea se topa con la voz de Ernesto. El cubano sabe que la periodista estuvo en contacto con Richi a través de un teléfono satélite pero ¿qué le ha contado? Jimena y Jimin, por su parte, están bajo una mancha negra en Corea del Norte, una zona que no aparece en los mapas de Internet y que se encuentra escondida bajo los ojos del mundo. ¿Qué hay en esa fábrica? O más bien… ¿quién? Jimena quiere aprovechar todo el tiempo posible para recopilar información y averiguar qué hay en ese lugar. Pero no va a ser fácil.

El embajador de España en Corea del Sur recibe una llamada de su secretaria. La periodista española ha conseguido cruzar la frontera. Iba en un coche con dos norcoreanos, sin duda era ella, pero el embajador no recibe la noticia con alegría. Jimena se despierta en el hospital. Está aturdida. El embajador de España en Corea habla vía telefónica con Ernesto, quien dice que ha perdido a dos de sus compatriotas. Jimena vuelve en sí, tiene un brazo roto. Cuando puede hablar conversa con Ignacio Thyssen y le pide hacer una llamada. Tiene que esperar.

El asesinato del embajador de España en Corea del sur con la técnica del paraguas búlgaro marca la agenda informativa. Cada vez es más difícil contener la información que poco a poco va filtrándose. Después de 13 horas y media Jimena llegó a Madrid. Los pasajeros desembarcaron por la puerta trasera, cuando Jimena se quedó sola con la seguridad apareció Elena Bermejo, ministra de Asuntos Exteriores, quien le comunica el fallecimiento del embajador. La ministra quiere saber qué le contó Jimena al embajador. Un edificio con muros muy altos, con torretas y seguridad. Una chimenea y humo negro. Al salir Jimena tendrá que enfrentarse a una nube de periodistas, pero tiene órdenes claras de no hablar sobre lo que vio en Corea del norte.

Llegamos al final de esta primera temporada de Guerra 3. La tensión es muy elevada, el Papa ha declarado desde San Pedro a un llamamiento a la paz, pidiendo sosiego a los países involucrados en el conflicto. El gobierno de Seul ha permitido a la flota estadounidense atracar en sus puertos, una acción que ha tenido una clara consecuencia: Kim Jong-Un ha dicho «si quieren guerra, tendrán la mayor que el mundo recuerda». Jimena y Richi quieren ir a Corea, están en una casa que pertenece al CNI donde reciben la visita de la ministra Bermejo. Esa noche algo ocurrirá y lo cambiará todo.