Meri Román lo tenía todo: amigos, fiestas y una vida sin dramas... hasta que diez años después, recibe el pésame por su padre y una bomba cae sobre ella: él era gay y nunca lo supo. ¿Cómo pudo no darse cuenta, siendo la mariliendre más icónica de Madrid? Ahora, Meri está decidida a descubrir quién era realmente su padre. Y no piensa parar hasta saberlo todo.

Con el objetivo de descubrir más cosas sobre la vida secreta de su difunto padre, Meri consigue apañárselas para acceder a su teléfono móvil. Y vaya si termina por descubrir cosas. Al revisar las conversaciones de una app de citas, Meri lee los mensajes que Manolo intercambió con Saúl, uno de sus amigos del pasado. Tras hacerse pasar por su padre, Saúl la invita a una fiesta que está celebrando en su casa y Meri, cómo no, acepta. Y por si este descubrimiento no fuera suficiente, otra sorpresa le espera a Meri en la aplicación para ligar: nada más ni menos que el perfil de Jere.

Meri se presenta en el club gay donde iba su padre para conseguir respuestas, pero el portero no le deja entrar por ser mujer. Desesperada, Meri piensa en la única persona que le puede ayudar a entrar: el guapo y exitoso Luis, otro de sus amigos del pasado. Mientras intenta localizarlo, Meri continúa chateando con Jere por Scruff. Tantos años siendo su mejor amiga hacen que sepa contestarle con todo lo que a él quiere escuchar. Con la ayuda de Saúl, Meri se reencuentra con un Luis que ya no se parece nada al que era y que, para desgracia de Meri, ya no quiere saber nada del mundo de la noche. Pero Meri es mucha Meri y acaba convenciendo a Luis para que la acompañe por toda Chueca, en todo un recorrido por bares en el que ella conseguirá una pista más sobre su padre, aunque eso lleve a Luis a despertar demonios del pasado.

Meri llega al Coro de Hombres Gays de Madrid esperando encontrar al presunto novio de su padre, pero no lo encuentra. Básicamente porque Paco, al igual que Manolo, está muerto. Aún así, la mariliendre se encuentra con los amigos del novio de su padre: cuatro maricones que le comienzan a dar respuestas sobre la relación oculta de Manolo y otros secretos. Secretos como los que en el pasado le ocultaba Jere, que le oculta a su mariliendre su relación con Santi, por miedo a su reacción. El problema es que Meri, como buena mariliendre, tiene la sospecha de que algo está pasando. En paralelo, en el presente, Meri consigue entrar en la casa del difunto novio de su padre, donde los recuerdos de Paco con Manolo la llevan a tener otra de sus grandes ideas: organizar una última despedida para los dos enamorados que no termina por salir como ella esperaba.

La tensión entre Meri y su madre se puede cortar con un cuchillo. En mitad del cumpleaños de su sobrino Samuel, Meri persigue a Inés y consigue que ella le confiese los secretos de su relación con Manolo. En shock con todo lo que le cuenta su madre, Meri tiene que enfrentarse a un nuevo desafío: ha llegado el día de reencontrarse con Jere. Meri necesita reconciliarse con su mejor amigo, como lo hizo en el pasado, cuando ella los dos no se hablaban y Santi la invitó al cumpleaños de Jere. En esa tarde del pasado, todo parece ir bien. Meri termina por hacer las paces con su mejor amigo y vuelve a ser la mariliendre de todo el grupo, la que suministra diversión y es admirada por todos los gais… Aunque le duela ver a Jere y Santi enamorados. Pero esta situación dura poco porque, en mitad de la celebración, todo se tuerce.

En la terrible noche del accidente de Santi, Meri y todo el grupo de maricones esperan noticias en la sala de espera del hospital. Tras horas de desconcierto, les informan de que Santi está a salvo, aunque se encuentra en coma y aún no saben qué secuelas puede tener. Todos se relajan y Meri lanza una broma de las suyas que, además de no hacer gracia, termina por acorralarla cuando Leo afirma que la vio dándole droga a Santi. Y aunque Meri no tiene la culpa de lo sucedido con Santi, todos la acaban culpando a ella. Para intentar redimirse de ese pasado, y consigo misma, la Meri del presente decide visitar a Santi a su casa en Sevilla. Meri no imagina que esa visita va a desencadenar toda una serie de reencuentros que la llevarán a enfrentarse definitivamente con sus traumas y reconectar con su identidad de mariliendre.