Bad people

Arranca haciendo una “reflexión” sobre el fenómeno de los culturetas de medio pelo: esa gente que desprecia todo lo que se convierte en éxito popular porque se creen demasiado listos, demasiado profundos y demasiado únicos para disfrutar de lo que disfruta “el vulgo”. Entre ataques a los snobs de manual, confesiones sobre sus propios intentos fallidos de ser cool y una defensa encendida del placer culpable de leer el Hola, Victoria desmonta la falsa superioridad cultural con la que tantos se arropan. Para seguir hablando de cultura (la alta, la baja y la que se queda en tierra de nadie), se suma Juan Sanguino, que no solo sabe de cine y de cultura pop más que todos los culturetas juntos, sino que además lo cuenta sin pedantería. Una entrevista afilada, divertida y llena de verdades incómodas sobre lo que consumimos, lo que despreciamos y lo que, en el fondo, nos une: los macarrones con tomate.

Sí, Padre Carmen también ha vuelto. Y lo mejor de este capítulo es el homenaje que Victoria le hace a “My Bird and I”. Yo no lo me lo perdería… Por lo demás, siguen rajando sin escrúpulos. Aunque no sin censura, porque como bien sabéis, la máxima de Victoria es rajar, pero siempre por la espalda. Queda abierta de nuevo la veda del despropósito.

Victoria ha decidido modernizar su empresa y dar un paso al futuro: despedir a sus guionistas y sustituirlos por una inteligencia artificial. De hecho, soy una SonIA escribiendo la sinopsis. En este episodio, reflexiona sobre cómo la IA está devorando nuestras vidas: desde la forma en la que trabajamos hasta cómo nos enamoramos, nos deprimimos o fingimos cultura en redes. Una reflexión interesante sobre lo que estamos dispuestos a delegar en una máquina (spoiler: todo). Y para seguir hablando de lo que significa vivir en este presente donde todo parece un reality, Victoria ha invitado a Nuria Marín. La realidad es que venían a hablar de muchas cosas pero se han dado cuenta de que las dos son muy fans del mundo royal y se han liado a hablar de eso. Nosotros hemos apagado la luz y las hemos dejado solas. Desde el día de la grabación ahí siguen rajando.

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