Ayer, día en el que comenzaba la Cumbre del Cambio Climático en Bonn, en la revista BioScience sonaba la mayor la alarma que nunca se haya lanzado sobre la situación del planeta. 18.000 científicos de 184 países difundían un mensaje dramático: muy pronto será demasiado tarde. La degradación no solo no se detiene, sino que aumenta. Las emisiones de CO2 han crecido en este 2017 debido principalmente a China. Las señales catastróficas asoman por todas partes, en la pérdida de masa forestal, en la reducción de agua dulce por habitante, en el gravísimo deterioro de la biodiversidad en el empobrecimiento de la vida marina. Solo la capa de ozono presenta mejor aspecto en los últimos años.