Tras cinco semanas de viaje, cada paso cuesta un poco más. Salir del desierto peruano de Huacachina, rumbo hacia Bolivia, no va a ser tarea fácil. Las distancias son largas y la altura aumenta al atravesar la geografía andina. El aire escasea y comienzan las molestias, porque el mal de altura se convertirá en el enemigo silencioso de esta etapa. Además, los participantes empiezan a notar la reducción del presupuesto y se dan cuenta de que aún les falta la mitad de esta aventura. Si quieren llegar a Ushuaia, han de cambiar su modo de avanzar.